miércoles, 6 de febrero de 2013

Oscar honorífico: vergüenza torera de Hollywood



Final de febrero is coming, y con su último domingo llegará la ceremonia más esperada por Anne Igartiburu, Hola, Sálvame y cía. Una gala con alfombra roja en la que se pasearán los respectivos señores y señoritas con sus mejores galas, todos guapísimos de la muerte. Vale, siempre habrá alguno dando la nota, pero más bien conseguirá convertirse en el bufón del festín más que en el saboteador. En el susodicho acontecimiento se reparten premios en base a criterios de a ver quién actúa mejor, quién ha dirigido haciendo las mejores piruetas dignas de récord Guiness o quién luce mejor botox del año. Todo va no me lo creo influenciado por la mejor historia que nos pueden contar, que suele ser la que más y mejor ha caído entre el gran público, aunque por otra parte también la que los grandes lobbys publicitarios nos obligan a ver con simpáticas y agresivas campañas de marketing. Y, como, al final el ciudadano de a pie no va nunca al cine (con una o dos veces al año va que chuta), pues al final todo Dios ha visto la misma película, y esa es la que triunfa sobre todas las cosas. Por si no quedaba claro, estoy hablando de la...¡Sí!¡Gala de los Goya! Bueno, no, seamos serios, estoy hablando de los Premios Oscar.

Estos premios son los concedidos por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, o en cristiano, por una organización formada por productores, directores, actores y demás pertenecientes a la industria de Hollywood. Una curiosidad importante es conocer cuál es el origen del nombre de 'Oscar', pues no está generalizado el cómo se llegó a esta peculiar denominación. La actriz Bette Davies citó que el nombre se debía a un homenaje a su marido Oscar Nelson, aunque otros lo atribuyen a un artículo del famoso columnista Sidney Skolsky, quien dijo en un artículo que la gente hollywoodiense adoptó tal nombre anecdótico durante una de las primeras ediciones de la gala. Sea como fuere, el 'Premio de la Academia' o 'Academy Award' terminó llamándose oficialmente 'Premio Oscar' en 1939, curiosamente (qué tétrico) coincidiendo con el estallido de la Segunda Guerra Mundial.

Anécdotas históricas aparte acerca del nombre de la estatuilla dorada más codiciada, no podemos olvidarnos de que los Oscar se han caracterizado, en su afán por la moda pasajera o en el guiar a los espectadores en qué ver y qué no, sobre todo por ningunear a auténticos genios del séptimo arte. Mientras el mundo entero alucinaba y disfrutaba como los enanitos al conocer a Blancanieves viendo sus películas, en Hollywood, bien por envidias bien por lo guays que son, se les relegaba al triste ostracismo, se les negaba el pase VIP del que gozaban otros artistas.

Pero claro, Hollywood siempre ha gustado de ponerse la etiqueta de 'fábrica de sueños', el lugar donde la magia es posible, y como tal no podían obviar las carreras de ciertos individuos de los que en su juventud y madurez habían pasado olímpicamente. Esto se manifestó en la creación de un nuevo galardón para premiar la trayectoria de esos pobres que en su día no gozaron de las mieles de ese éxito que debe ser el tener una estatuilla con tu nombre debajo para ponerla en la estantería de tu mansión de 5000 m2. Tal premio fue el 'Oscar honorífico', una suerte de reconocimiento y humillación hacia aquel que fue grande en su día.

Si bien en la historia del cine hay varios autores y actores de los que los premios Oscar han hecho una oda al vacío existencial, a continuación propongo unos cuantos ejemplos que son bastante ilustrativos en cuanto a lo que quiero decir. Por favor, que ningún cinéfilo que se precie salte por la ventana ni quiera suicidarse por muy disparatado que le parezca.


 1  Alfred Hitchcock

Hace bien poquito que se han hecho dos adaptaciones sobre Hitchcock: The Girl y Hitchcock. Por fin se deciden en Hollywood a darle un homenaje, porque lo que es mientras él vivió fue lamentable el trato que le dispensaron. A saber, en los Oscar: si bien 'Rebeca' fue galardonada con varios premios, las 5 nominaciones a mejor director tuvieron el resultado de derrota. Que estos premios no reconociesen en su apartado a la mejor dirección lo que el maestro del suspense ha aportado a la historia del cine (sólo Dios sabe el reguero de influencias que ha ejercido sobre nuestros cineastas contemporáneos) es lamentable, demencial, o como se le quiera llamar. Me es indiferente que fuese un egocéntrico, un déspota o que estuviese peleado con todo Hollywood. No se puede presumir de ser los mejores premios y no haberle dado nada a este señor. ¡Ah, si! ¡Se me olvidaba! En 1971 le otorgaron el Oscar honorífico por su trayectoria profesional. El vídeo de la recogida es tremendo. Todo Dios esperaba que soltase un discursazo y se llevaron un canto en los dientes. Disfrutadlo.



 2  Charles Chaplin

Por increíble que parezca también ningunearon al bueno de Charlote los señores estos. Parece que aun siendo el maestro del cine mudo (con el permiso de Buster Keaton)  y con auténticas obras maestras del cine sonoro a tus espaldas no es suficiente para que en Hollywood te quieran, ni el que tus películas se emitan en todo el mundo cuando todavía no se lleva eso de ir al cine. Nada, salvo mejor banda sonora original por Candilejas, en 1972, mismo año que le otorgaron el Oscar honorífico. En este caso y al contrario que con Hitchcock, Chaplin sí que disfrutó con el reconocimiento y no pudo evitar la emoción tras toda una vida haciendo cine por y para los pobres. Todo el público en pie con una sonora ovación fue demasiado para este genio.


  Groucho Marx

Probablemente sea el tío más icónico del cine, con ese bigote rectangular adosado a la zona mostachil, y ese puro como una prolongación de su jocoso cuerpo. No hace falta decir mucho más para indignarse porque a este señor tuvieran que esperar hasta su plena senectud para reconocer su enorme labor en el campo de la comedia, no solo americana, sino mundial. Sus absurdos y chispeantes diálogos han sido un pilar básico en el arte del desternille desde que fueron paridos allá en los años 30. Con solo ver una película de los hermanos Marx estamos asistiendo a un despliegue de sketches que se ve que a la gente hollywoodiense no le terminó de calar. Presentado por Jack Lemmon, recibió el Oscar honorífico en 1978. A pesar de su viejísimo aspecto, se le puede ver con la misma elocuencia de siempre. Menudo genio.



  Howard Hawks

Autor de la vida de Al Capone en la gran pantalla con Scarface, fanático de los aviones como nos enseñó Martin Scorsese con el Aviador o los Simpsons con ese famoso -¡Smithers, suba al alce pulcro!- Howard Hawks puso su fortuna familiar, su talento y su ambición por contar historias encima de la mesa para dar una de las filmografías más extensas, variopintas y con mayor calidad que ha dado el cine. Pero ni por esas rozó la estatuilla este señor, que se tuvo que conformar con la indiferencia de Hollywood, que aunque aclamaban sus films, nunca le entregaron el galardón como mejor director. Como todo maestro excluido por el gremio medieval de la Academia, finalmente recibió su merecido Oscar honorífico, en 1975.



  Orson Welles

Fue el primer troll de internet sin internet iniciando el caos en Estados Unidos con el mensaje radial de la Guerra de los Mundos. Un adelantado a su época, creó al magnate por excelencia del cine: Charles Foster Kane, el ciudadano Kane. También se puso en la piel de Otelo y de Enrique VIII, este último cuando su abundancia en carnes le hicieron el idóneo para el papel. Quizá por su visión pesimista del cine y del mundo, sólo se acordaron de él los Premios Oscar con el guión de Ciudadano Kane. El resto fue, como con tantos genios, condenado a los libros de historia del cine, hasta que le dieron su merecido reconocimiento en 1971.

Welles narrando 'La Guerra de los Mundos'

Hasta aquí la lista de Oscar honoríficos para gente que debería contar por decenas las estatuillas si estos premios fuesen algo serio. Me despido con la incipiente amenaza de volver dentro de dos semanas con más Oscar, esta vez para hablar de lo que hay este año, analizando lo que hay o debería estar, eso sí, de lo que tenga por lo menos alguna nominación, es decir, que sea partícipe de los premios, porque temo que tendremos que esperar a que los jabalíes críen cigüeñas para poder ver gafapastadas en estos premios tan yanquis. Si Walt Disney asomase del congelador...

Pero eso es otra historia.

2 comentarios:

  1. Bravo bravo bravo. El señor Alfred está genial, aunque me lo esperaba mosqueado y todo xD

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