domingo, 20 de abril de 2014

Domingo de catalepsia o como resucitar la inspiración divina

Por Conde Chócula (Aresti)


Ocurre a veces, en períodos largos y cortos, que uno no es capaz de sacar las ideas de su cabeza por el medio que le corresponde. Cuando la inspiración se va, puede darse el caso de que en su transformación cambie de medio o simplemente se mantenga en silencio esperando su momento. Es el síndrome de la hoja en blanco. Esa desagradable parálisis creativa que suele estar acechante para abalanzarse sobre ti en los momentos más inoportunos. Supongo que estos bloqueos suelen venir solos. No hay razones concretas ni soluciones afines. Muchas veces teniendo que escribir un artículo con una alegoría del tiempo en forma de hipopótamo pisándome los juanetes he sufrido este bloqueo. Más de dos horas intentando buscar un tema, un asunto que interese al público, que conozcas y que te guste. Y claro, en un plazo de 4 horas perder dos es un estocazo mortal. Claro que esto se acentúa con el harakiri la maldita procastinación, que si bien los márgenes de error se guardan para algo ésta los elimina. Así que son las 6.25 de la tarde cuando escribes esto, sin tiempo de reacción, esperando que el divino te congracie con la inspiración de una creación que dure menos de 7 días, pero que alcance una imperfección similar.

Un músico sufre de estos males cuando tiene una vida aburrida sin un imaginario tras él. Un músico, un escritor, un artista no es digno de pluma, de cuerda o de paleta si no ha buscado en su vida la peregrinación que le llene la cabeza de pajaros, locuras, perversiones, amores, tragedias o situaciones grotescas que confiten historias inolvidables. Un artista no es un genio si solo es culto. Solo hay que volver la vista al conservatorio para ver la cantidad de cadáveres que gozan de la mejor técnica interpretativa, pero no sabrían qué hacer ante la búsqueda de la nota final que dé sentido a una progresión.

El síndrome de la hoja en blanco es un problema mental puramente artístico. Muchas veces te aconsejan que salgas a pasear, leer o escuchar otras cosas de otra gente. Echar mano de la cultura que parece ser la salvadora de los malos escritores. Esta gilipollez vale para salvar una entrega que se prevé a destiempo, pero con la aplicación de ella sentencias al arte a la mediocridad. Muchas veces puede sacar más del sufrimiento que de 10 obras clásicas. Aprender a vivir es la tarea del artista.

Digamos que el problema que nos atañe es el síndrome del pentagrama en blanco. Sentarte al piano, coger la guitarra y empezar a excitar nota tras nota sin brillo alguno buscando la nota correcta. Frustrarte, descubrirte anclado en las mismas progresiones, en las mismas tonalidades, en mucho de lo que ya se ha hecho, en la simple ortodoxia. Pero llega un momento en el que sin saber cómo has empezado a tocar algo que se tambalea en el proceso sin embargo llega al puerto que querías. Decía Thelonius Monk que no hay ninguna nota errónea, solo tiene que ver con la forma en que lo resuelves. Las ideas de los artistas fluyen de forma caótica muchas veces, tanto que distraen y tensan a los oyentes, pero el placer es más intenso cuando resuelven con maestría la dispersión del argumento.

Hoy, domingo de resurrección, hay grandes temas que pueden ser analizados, como la festividad de las tamborradas de la Región de Murcia o Madrid, que demuestran con felicidad jubilar el hecho de que Jesucristo nuestro señor fuera cataléptico o, como seguramente ocurrió, capaz de resucitar. Yo sin embargo sigo aquí, pensando un buen tema para un buen artículo. Sin embargo hay momentos en los que hay que claudicar, sentarte a escribir una soberana mierda y esperar que se vaya moldeando por inercia. No puedo escribir, intentaré componer música. Mientras tanto honraré a esos grandes genios que tuvieron espléndidos días en los que pudieron componer cosas tan maravillosas como estas. Disfrutad del fin de la semana santa mis queridos ateos, disfrutad.

Thelonius Monk - Round About Midnight



La primera vez que Monk tocó esta canción sus amigos, tras discutir sobre el sentido de la canción, fueron de madrugada a despertarle a casa para pedirle que por favor volviera a tocársela.

Vincent Peirani - Waltz For JB



Pieza del acordeonista francés Vincent Peirani que recibió el pasado año el premio a mejor músico por la academia Django Reindhart.

Ludovico Einaudi - Indaco (directo)



El compositor minimalista italiano Ludovico Einaudi interpretando su canción Indaco.

3 comentarios:

  1. cagoenlalesshe@cobrareal.com21 de abril de 2014, 10:42

    jajajajaa muy bueno! se sufre mucho de este síndrome... es un poco como cuando se te pierde algo y te pasas horas buscándolo. Al final te tienes que rendir y decir: "Ya aparecerá cuando me ponga a buscar otra cosa". True Story

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    1. Qué gran sabiduría encierran esas comillas. Es una gran putada no estar inspirado, pero mira, puede salvarte un día de publicación. Igual deberías usarlo para componer aunque solo podrás gastar ese cartucho una sola vez jeje

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