sábado, 18 de enero de 2014

Compren, vendan, han llegado las criptodivisas

Por Pepe "Puertas de acero" Pérez



Imaginad un mundo en el que los bancos no existen. Un mundo sin monedas controladas de manera centralizada, donde no hay lugar para el FMI o el BCE. Un lugar sin aquellas entidades que, convenientemente, hemos descubierto hace poco lo malvadas que son.

Qué pensaríais si os dijsese que cada día que pasa nos acercamos más a ese lugar. Las criptodivisas (criptocurrencies) pueden ser el camino. Una criptodivisa, como es posible adivinar a partir de su propio nombre, es un medio de intercambio digital que emplea la criptografía como base para implementar un sistema de intercambio monetario. Como medio de intercambio nos referimos a un elemento que actúa de intermediario para obtener bienes y servicios en lugar de emplear el trueque. Un gran ejemplo de medio de intercambio es, como todos habeis podido imaginar, el dinero. Las criptodivisas son, por asi decirlo, dinero digital.

La parte criptográfica de las criptodivisas es compleja, pero tiene un objetivo muy claro: establecer una red distribuida, descentralizada y segura para mantener la confianza hacia la propia moneda, porque al final el usuario de a pie lo que desea es que sus dolarines tengan un valor real y eso no se consigue si el sistema financiero no tiene confianza en la divisa. Pero claro, hablamos de dinero digital el cual tiene un problema que no suele darse en las monedas físicas, el doble gasto.

El problema del doble gasto se resume en que una persona pueda enviar una unica unidad (llamémosla moneda) a dos individuos distintos a la misma vez. Esto es difícil de realizar con divisas tradicionales por varios motivos. En primer lugar, es fácil dejar constancia de que se ha hecho la transacción (los bancos tienen un balance de cuentas) y segundo y más importante, la divisa abandona físicamente al emisor para pasar al receptor. Si obviamos el problema del falseo de divisa, las monedas tradicionales tienen bastante bien controlado el problema del doble gasto, es decir, es bastante complicado transmitir el mismo billete a dos personas simultáneamente.

Pero claro, una criptodivisa es digital y es fácil de replicar. Por ahora podemos entender que cada moneda es una secuencia de letras y números. Digamos que Pepito tiene una moneda, la cual es básicamente un texto como podría ser "XushR5yYKY". Pepito quiere irse de putas, pero para ello necesita pagar, por lo que envía ese texto. Como habeis podido intuir, no hay nada que impida a Pepito volver a usar esa moneda para volver a irse otro día (o esa misma noche) con otra señorita. Total, puede hacer todas las copias que quiera de la moneda y nunca más volver a pagar por sexo.

Os dejo con la intriga, pero la semana que viene veremos cómo se puede conseguir evitar este problema aplicado a un caso concreto. Hablaremos sobre las bitcoin y como, para desgracia de Pepito, evitan el problema del doble gasto.

Pepe "Puertas de Acero" Pérez

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