lunes, 6 de mayo de 2013

La cápsula del tiempo.




Ya son años los que llevo metido en esto de escribir sobre política, economía y leyes. Nunca lo he hecho bien, nunca lo he hecho establemente y, sobre todo, jamás lo he hecho interesante. Aun así sigue contando, y una de sus ventajas es que puedes hacer el embarazoso proceso de  volver en el tiempo para ver cual era tu opinión al respecto de la vida. Lo que hace que esté ya acostumbrado a que jamás me guste nada que haya escrito seis meses atrás. 

Aun así, hay veces que se encuentran cosas interesantes, como esta capsula del tiempo que escribí en mi blog antiguo donde recogía las expectativas que tenía para el futuro hace tres años. Pensamientos positivos donde decía en que cosas podía mejorar el mundo (más o menos lo que puede ser una esperanza de mínimos). He pensado que quizás fuera buena idea compartirla con vosotros: esto es lo que escribía yo el 4 de Mayo de 2010.

Mirando al futuro todos tenemos una serie de expectativas sobre el mismo. A veces exageradas, a veces no. Pasada la adolescencia desalojé la mayoría de ellas por imposibles y, oigan, fueron muchas (motivado quizás porque en esos años llegue a pensar en menor o mayor tiempo que TODO tipo de ideología podía funcionar). Ahora apunto de terminar el primer año de mi segunda década tengo otras ciertamente mas pragmáticas: 
-Abandonada la Guerra Fría que tanto acojonó a la generación posterior, me conformó con que este mundo dualizado pase a estar polarizado por distintas naciones (EE.UU, Rusia, China, Brasil...). Sinceramente, todo eso de la ONU y el gobierno democrático mundial me parece algo de un imposible a medio plazo que mejor ni pensarlo, así que con que existan más tiranos en el mundo, y en la mesa de “putadas al mundo” se sientes cada vez más, me conformo. 
-Fin de las guerras a gran escala, así de claro. Con la llegada de la “destrucción mutua asegurada” los países se han de adaptar a adoptar unos métodos nuevos en sus relaciones con los demás, es decir, ya nos podemos masacrar como a cerdos casa San Martín, ni nos podemos poner burros con eso del “espacio vital”. Las cosas están como están y ahora toca someter o someterse a través de la política y la economía. Cosa que me parece genial, porque se me antoja mejor trabajar 14 horas al día para levantar mi país que convertirme en carne de trincheras por el futuro. 
-La pobreza va a seguir estando ahí, trágicamente asegurado. En un sistema capitalista como el que estamos no hay recursos para todos y diga lo que diga la ONU, a los países pobres no se les va a dejar levantar jamás (sobra gente en el mundo al parecer). Espero que poco a poco existan cada vez más países en la zona de la “rica” sin que ello provoque una desestabilización incontrolada, pero nada más. 
-Sobre los países ricos me reservo tres deseos centrales: la difusión de la libre cultura, la total normalización de la homosexualidad y la recuperación del Estado de Bienestar. Y esos tres puntos son los que me bailan y espero que consigamos entre todos que tiren para adelante. 
-Y también me gustaría pensar que avanzaremos en la idea de la unión de estados. Pero viendo como le va a la Unión Europea prefiero no hacerme ilusiones al respecto. 
Y aquí dejo el botón de muestra a modo de pequeña capsula del tiempo. ¿El año que viene seguiré pensando lo mismo?


En cuanto al primer punto, el fin de la hegemonía estadounidense en el panorama internacional, se sigue apuntando a esa premisa. China no es el paraíso de la expansión que muchos piensan donde es de esperar una crisis profunda del país en el medio plazo, pero aun así en estos años se ha producido un importante desplazamiento en lo que se refiere a la economía. Rusia, China, India y los países del Golfo gozan de unas economías en expansión, mientras que la de Estados Unidos ha caído entre la recesión y el crecimiento leve (y no hablemos ya de Europa). La polarización del mundo sigue pareciendo un fenómeno inevitable para este siglo.

Lo que por otra parte es la explicación más lógica al hecho de que no me equivocara en mi segunda premisa: seguimos sin prepararnos para una tercera guerra mundial o un conflicto de escala parecida. Las amenazas de Corea del Norte provocaron en la opinión pública poco más que indiferencia y un toque de humor al respecto; lo que prueba que estamos bastante tranquilos. Aunque aquí ya he visto mi primer error: la guerra no vendrá por trabajar 14 horas diarias, sino por no trabajar ninguna.

Y siguiendo, aunque nos parezca mentira también acerté con en la tercera expectativa: la evolución de la pobreza muestra una dinámica pronunciadamente descendente. No hay datos todavía de estos últimos tres años, pero la tendencia es la misma que vemos reflejada en la gráfica (bastante cojonudo el hecho). El problema es la parte en la que espero que este fenómeno no cree una desestabilización que no se pueda controlar; bueno, la situación en Europa no presta esperanzas al respecto. 


Porcentaje de personas que tienen el salario especificado por día.

Y para terminar mi terrible fracaso predictivo: no se ha cumplido ninguna de mis expectativas respecto al mundo "desarrollado". Ni difusión de la libre cultura; ni la total normalización de la homosexualidad (aunque para ser justos si se están dando pasos al respecto); y mejor no hablemos de recuperación del Estado de Bienestar cuando estamos presenciando su destrucción sistemática. La unión de Estados, con referencia a los posibles Estados Unidos de Europa, no llega ni al estándar de ilusión romántica  (aunque aquí quien sabe, igual la hegemonía alemana lleva a la creación de un Estado Europeo germanizado...).

Y en fin, así era yo y así pensaba. Para la semana que viene crearé otra cápsula del tiempo, a ver si dentro de tres años la sigo pudiendo analizar en este blog.


Monsieur le Tupé. 

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