viernes, 26 de octubre de 2012

Un paseo por Red Bull Stratos


Tras mi desaparición la pasada semana, he vuelto. Esta vez os voy a hablar, si bien con algo de retraso, sobre algunos aspectos del circo experimento mediático llevado a cabo por Red Bull la pasada semana. En concreto, el pasado 14 de octubre, el austriaco Felix Baumgartner realizó un salto desde la nada despreciable altura de 39km, rompiendo la barrera del sonido en su descenso y marcando dos records mundiales: altitud por un globo con tripulante humano y descenso en caída libre.

Para que os hagáis una idea, la atmósfera se encuentra dividida en una serie de capas. La gravedad, que es muy maja, nos mantiene con una cantidad respetable de aire (lo que viene a traducirse en una determinada presión) cerca de la superficie, cantidad que inevitablemente desciende conforme nos alejamos de ésta. Nosotros habitamos en la troposfera, una zona relativamente cómoda. Por el contrario, nuestro coleguita Baumgartner ha saltado desde la estratosfera, la capa inmediatamente superior, donde no sólo la temperatura se vuelve un poco fría  sino que además la presión disminuye bastante.


En el gráfico superior podemos ver indicada mediante una línea, la altura desde la que Felix Baumgartner efectúo el salto. La temperatura a la que debe enfrentarse es menor que -20ºC y la presión es sólo una fracción de la que podemos encontrar a nivel del mar. Una vez nos encontramos situados en contexto, centrémonos en las siguientes preguntas.

¿Por qué Baumgartner consigue romper la velocidad del sonido y no un paracaidista normal?

Motivos técnicos aparte, la idea fundamental es que el salto lo comienza desde "muy arriba", donde apenas hay casi aire que le frene. Esto le permite desplazarse a una mayor velocidad que si el salto se realizase desde una zona más baja.
En dinámica de fluidos, se denomina velocidad terminal a la velocidad máxima que un cuerpo puede desplazarse, debido a que el fluido donde se mueve le frena. Un paracaidista normal y corriente posee una velocidad terminal de unos 195 km/h, ya que a una presión cercana a la superficie terrestre, el aire le frena demasiado.

Baumgartner, al lanzarse desde una zona de la atmósfera cuya presión es inferior, posee también menos aire que le frene, de ahí que pudiera alcanzar la velocidad del sonido (1.126km/h a esa altitud), no denigrándose al nivel de un paracaidista de tres al cuarto y su velocidad términal de 195 km/h.

¿Cómo consigue sobrevivir durante el descenso?

Mientras que en el ascenso se aloja en un muy poco interesante globo, el descenso se caracteriza por una elevada carencia de aire y una baja temperatura, hechos que imponen una serie de requisitos al traje empleado para la protección. Es necesario aislarlo, manteniendo una temperatura adecuada a lo largo de todo el descenso y, además, presurizarlo sin comprometer la maniobrabilidad.

Este último hecho debería sonaros. Los astronautas que operan a presiones todavía inferiores, suelen llevar trajes muy poco maniobrables. A la hora de hacer paracaídismo, la maniobrabilidad es muy importante, ya que el saltador debe de adoptar una posición concreta para que el salto sea satisfactorio, así como corregirla cuando algo extraño suceda. Para ello el traje se inspira en aquellos que emplean pilotos, modificado tanto estructuralmente para mejorar la maniobrabilidad, como el campo de visión mediante la inclusión de espejos.

El aislamiento térmico y a la baja presión se consigue construyendo el traje a partir de una serie capas, que le mantienen a una presión atmosférica tolerable y consigue aislarle de temperaturas en una horquilla que va desde 37ºC a -32ºC. También se suministra el oxígeno adecuado y a la temperatura adecuada, todo controlado de manera automática por dispositivos mágicos incluidos en el propio traje.

¿Es esto pura publicidad o realmente ha valido para algo?

Mi opinión inicial, tras ver el logotipo de Red Bull, fue imaginarme que esto era básicamente un circo ideado para vender latas de refresco. Tras informarme un poco más, comprendí que había ciencia en la misión y no sólo era todo publicidad. Aún así me molesta que Red Bull tachen el experimento de grandioso. Afirman que conllevará al desarrollo de nuevos trajes espaciales, de nuevos protocolos de evacuación, etc. Si bien todo esto puede que sea cierto, dudo que la idea de Red Bull sea esa.

No pienso quitarle mérito a la misión. La misión constituye un gran paso: el paso final. Todo lo que se ha empleado aquí ha sido probado y más que probado anteriormente. Si bien esta evaluación no ha sido en un entorno real, sino en túneles de viento, Red Bull sólo ha puesto la guita guinda sobre el pastel y de paso se ha llevado una buena parte en forma de publicidad.

Y esto es todo. Para acabar os dejo con el vídeo completo del salto.



Referencias:
http://en.wikipedia.org/wiki/Atmosphere_of_Earth
http://scienceofdoom.com/2010/04/18/stratospheric-cooling/
http://www.wired.com/playbook/2012/10/red-bull-stratos-space-suit
http://blogs.discovermagazine.com/crux/2012/10/16/why-redbulls-stratos-jump-was-just-a-publicity-stunt-and-only-partially-successful/
http://www.redbullstratos.com/technology/pressure-suit-and-helmet/

3 comentarios:

  1. ¿Cómo era? Un gran paso para el hombre, pero pequeño para la humanidad.

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  2. En este caso si es así ;)

    Cuando sucedió el primer alunizaje tripulado, realmente el paso del hombre era pequeño comparado con el que la humanidad estaba dando.

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