Llevo mucho tiempo intentando escribir una entrada de este tipo. Saben bien mis amigos y compañeros de Mente Enjambre que tengo en mente la idea de publicar de manera recurrente artículos sobre libros, pero como es un tema complicado y aún hay mucho que perfilar, he decidido dar el primer paso, describiendo mis impresiones sobre un interesante libro centrífico científico. La obra que terminé de devorar a principios de esta semana se llama Planilandia: una novela de varias dimensiones (original en inglés: Flatland: A Romance Of Many Dimensions) y trata sobre cómo es la vida en un lugar totalmente plano, donde se ha construido una sociedad cuyos habitantes son polígonos.
Nos encontramos en 1884 y el autor, Edwin A. Abbot, sumergido en plena época victoriana, decide con esta sátira poner de manifiesto las particularidades y defectos de la sociedad que le ha tocado vivir. Para ello no decide narrar una novela con personajes reales cuyas peripecias reflejen la situación de la Inglaterra del siglo XVIII, sino que ubica al lector en un mundo plano que comparte algunos aspectos con la sociedad victoriana.
Planilandia es un país plano. No se trata de un lugar plano en el único sentido de que su superficie sea plana respecto a la disposición del terreno. Sino en el sentido de la definición matemática, por tanto es un país en dos dimensiones, donde el movimiento sólo es posible hacia el norte/sur o en dirección este/oeste. Los conceptos arriba y abajo son ajenos a sus habitantes que, pese a estas limitaciones, llevan una vida completamente equiparable a la nuestra.

En esta primera parte también se describe cuál es el proceso de percepción, es decir, cómo son capaces de reconocerse entre los habitantes. Básicamente el autor expone que hay tres maneras diferentes: oyendo, sintiendo y mirando. Oyendo las voces del resto de polígonos, puede diferenciarse a un cuadrado de un equilátero, por ejemplo. Por desgracia es la menos empleada, ya que las clases bajas falsifican sin esfuerzo las voces de otras personas, por lo que sólo se emplea para que los isósceles se reconozcan entre ellos.

La tercera y última forma de percibir está reservada a las clases medias y altas (de cuadrados en adelante) y se basa en la vista. Para comprender esto hay que entender que una figura que habite en un plano percibe todo como si de una línea recta se tratase. Al igual que nosotros si cerramos un ojo lo que percibimos son imágenes bidimensionales de una realidad tridimensional, un polígono percibe a otro polígono con su ojo como si de una línea recta se tratara (por así decirlo se pierde una dimensión).

La segunda parte del libro es una verdadera fiesta dimensional (sí, soy un poco dimensionófilo). El narrador de la novela, que responde al nombre de A. Square (nótese el juego de palabras entre la inicial A, inicial Anthony, Albert, entre otros; y el apellido Square, que significa literalmente cuadrado), es visitado por una esfera. El protagonista la percibe como si de un círculo se tratase (una recta cuyos lados se desvanecen de manera gradual en la niebla) pero cuya anchura varía conforme la esfera atraviesa el plano. En el siguiente vídeo puede verse como sería este fenómeno visto desde el espacio y cómo cada sección de la esfera cortada con el plano es, efectivamente, un círculo. En la parte inferior del gráfico mostrado puede verse como realmente se vería la esfera de "lado", con la línea desvaneciéndose en los extremos.
La esfera le comenta que lo que está sucediendo es que se está desplazando en una dimensión adicional, pero que él es incapaz de percibirla. Nuestro protagonista no comprende cómo puede haber algo más que norte/sur o este/oeste, por lo que se angustia ante la existencia de un arriba/abajo ajeno a sus sentidos. Desesperada, la esfera lo extrae de su plano y el protagonista, ya en el espacio, comprende lo que la esfera le ha dicho. Posteriormente es retornado a Planilandia y bueno, no os voy a contar lo que sucede.
En lugar de destriparos el libro entero, quiero dar mi opinión sobre la experiencia que ha supuesto su lectura. El libro carece de fórmulas matemáticas. Todos los conceptos, que no son muchos, son explicados de manera intuitiva. La crítica que realiza a la jerarquía social victoriana y cómo se mantiene abriendo las puertas de las clases bajas a las clases medias y altas (no lo he dicho, pero de vez en cuando de la unión de dos isósceles aparece un equilátero el cual es bienvenido en la sociedad) es realmente interesante. Pero no todo es crítica, el libro plantea un argumento muy interesante cuando el narrador es visitado por un objeto tridimensional. En efecto una esfera es percibida como si fuera un círculo que puede cambiar su radio según qué porción corte con el plano, al mismo tiempo que también puede no estar en contacto y desaparecer o lo que es lo mismo, puede ser una entidad externa a un plano. Soy incapaz de evitar plantearme las siguientes preguntas: ¿es posible que ciertas entidades que observamos en nuestro mundo sean la proyección tridimensional de una entidad tetradimensional (4D)? ¿Es posible de alguna manera salir de nuestro espacio (como hace la esfera del plano) y entrar por otro lugar?
Os recomiendo que lo compréis o descarguéis (el libro no tiene derechos de autor ya) si os interesa un libro divertido y que al mismo tiempo os abra la mente a plantearos la realidad de otra forma.
Título: Planilandia: una novela de varias dimensiones.
Autor: Edwin A. Abbott.
Calificación: 4/5
Pepe "Puertas de acero" Pérez
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