martes, 7 de enero de 2014

Cómo se globaliza desde la maldad. Un ejemplo de cómo especular

Por Monsieur le Tupé


Hay cierta corriente de pensamiento que se dedica a echarle la culpa de más o menos cualquier desgracia a los especuladores. La acción de los mercados consiste en un círculo de miembros del partido Republicano, con un vampiro y Krusty, cuya labor es hacer que suba la inflación, bajen los salarios, quiebren los bancos y, no sé, que siempre se te corte la mayonesa haciendo la cena de Nochevieja. Una visión que tome el mundo como algo gris y no como una serie de blancos y negros enfrentados te dirá que esta perspectiva seguramente será errónea. El ataque especulativo existe, pero no es la causa de la ruina de los países, sino que ésta se concentra en la mala decisión de sus políticas (de las que los especuladores se aprovechan). 

Aun con todo, la globalización si ha dado puerta a actos de especulación meramente nocivos. Con la liberalización de la economía se ha permitido que se robe directamente a los países con tanta astucia que sencillamente en un mes resulta que has perdido millones de euros porque, porque… porque lo dice un mago. En los viejos tiempos se estafaba a las naciones con malos lotes de materias primas, con productos defectuosos o con acuerdos de explotación injustos; la vieja escuela de la acción colonial, vaya. Pero ahora es posible que venga un señor con traje muy caro, te hable en una jerga que no entiendes, y que al final le tengas que dar mucho dinero por absolutamente nada a cambio.

Os pondré un ejemplo. 

Siguiendo las recomendaciones del FMI, Tailandia abrió sus mercados financieros de tal modo que cualquier inversor mundial pudiera invertir o retirar inversiones sin más trabas que las que el mercado libremente imponía. Esta acción te sonará si vives en los países occidentales, donde lleva aplicándose tanto tiempo esa política que casi cuesta pensar que hay otros sistemas disponibles. Consiste llanamente en que cualquier persona puede invertir donde quiera. ¿Cuál fue la diferencia en Tailandia? El país, durante los largos años de desarrollo con una economía cerrada, había acumulado grandes cantidades de divisas, siendo una economía apetecible para los inversores internacionales. En 1997, poco después de los seguir los consejos del Fondo Monetario Internacional y liberalizar sus mercados financieros, la nación empezó a ser atacada por especuladores financieros, es decir, inversores internacionales. 

El ataque se orquesta de manera muy sencilla, siguiendo los pasos de una receta que se ha aplicado una y otra vez, y que más o menos todas las economías han tenido que sufrir: un especulador pide un préstamo al Banco Central de Tailandia por valor de 24.000 millones de la moneda tailandesa; como es solvente se le concede; a continuación, en el mismo Banco Central con ese mismo dinero prestado compra dólares, que al cambio en el momento dan un equivalente a 1000 millones de dólares. El valor de una moneda se fija como cualquier otro producto: cuando se solicita una divisa el valor de la misma aumenta, si por el contrario lo que se produce es una sustitución de la divisa por otra, el precio de la misma bajará. Con la acción del especulador aumenta el interés por el dólar y disminuye el interés por la moneda nacional, lo que lleva a la consecuencia de que el dólar suba y la moneda tailandesa baje. 

Como es una acción conjunta de muchos especuladores y todos hacen lo mismo, la moneda se ve forzada a la baja, con lo que el gobierno tiene que mantenerla vendiendo sus divisas o depreciando su moneda. Un gobierno puede mantener el valor de su moneda mientras tenga divisas, pero al terminarse éstas debe depreciar la moneda. Eso sucedió en Tailandia, que hubo de depreciar su valor en un 40% en una sola semana.  En ese momento los inversores vuelven al Banco y cancelan el préstamo que pidieron, pero ahora, gracias a la depreciación del 40% su préstamo en moneda Tailandesa vale menos. De los mil millones que adquirieron en la operación, con 600 millones de dólares más los escasos intereses de una semana pueden cancelar la deuda. El resto, casi 400 millones de dólares, son el beneficio proveniente de esquilmar a un país.

Los especuladores firman un préstamo, esperan la política del gobierno, pagan su préstamo y ganan dinero por dar nada. ¡Ganan dinero firmando papeles! 

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