lunes, 2 de diciembre de 2013

La dualidad del mercado laboral español




La dualidad del mercado laboral español es una más entre todas las cosas que llena de felicidad nuestra gran nación. Junto a los políticos, el periodismo sesgado o un buen plato de clavos con masa de pizza congelada para desayunar, no hay nada mejor para empezar el día que hablar de cómo se distribuye el trabajo en España; no es necesaria la fibra después de eso.

Que nuestro mercado laboral presente una dualidad laboral implica que hay una distinción clara entre dos grupos de trabajadores. Están los insiders, con contratos indefinidos, salarios regulados, protecciones fuertes en caso de despidos, y los outsiders, caracterizados por contratos temporales y escasa protección. Están las generaciones con contratos con derechos fuertes y grandes dificultades de despido, y luego tú, querido lector, que seguramente pensarás que los contratos indefinidos no existen, que son los padres.

Para simplificar las cosas vamos a suponer que en nuestro mercado laboral hay dos tipos de contratos: uno está relacionado con una tarea en la empresa concreta y se renueva periódicamente; y otro indefinido, con tareas generales en la empresa y protegido por una indemnización por despido. Así, la empresa se estructura con un núcleo duro de contratos indefinidos (los menos posibles por ley) y un contingente de temporales que se utilizan como factor de ajuste, contratando o despidiendo en función de cómo vayan los ingresos.

Explicado el término, ¿Cuáles son las fuentes de la dualidad del mercado laboral?

·     La alta temporalidad concentrada en los jóvenes. Es la principal fuente de dualidad en España y obedece al cambio de paradigma en las formas de contratación operado en nuestra economía desde que nos abrimos a la globalización y decidimos ser Europa. En otras palabras, las empresas pasaron de funcionar a base de contratos fijos a tener el mayor número de contratos temporales posibles. Eso ha hecho que exista una distinción entre los trabajadores antes del cambio, con contratos fijos, y los nuevos que van viniendo, a los cuales muy pocas veces se les ofrece la posibilidad de acceder a las condiciones de las que disfrutan los antiguos.

·         La creación de los falsos autónomos. El uso de esta figura de autoempleo para sustituir una relación laboral protegido por una relación mercantil sin protección. La línea que separa el falso autónomo del trabajador autónomo económico dependiente (aquel que recibe el 75% de sus ingresos de un único cliente) es fina, pero está claro que se da cuando el autónomo realiza todas las tareas dentro de la misma empresa con sujeción a un horario fijo. ¿Necesitas un informático en tu empresa? Pues buscas a uno, pero en vez de contratarlo le obligas a que se haga autónomo para que te suministre servicios. Cosas del capitalismo. 

·         La expansión del trabajo a tiempo parcial. O cómo temer a las ideas laborales que vienen de Alemania. En vez de usar trabajadores a tiempo completo, se ocupan las horas con trabajadores a tiempo parcial. Lo que en principio suena bien (dos trabajadores en vez de uno), tiende a ser una solución a largo plazo bastante negativa por la tendencia al fraude de los empresarios, con realización de horas extras no cobradas por los trabajadores, y la creación de empleos de poco valor añadido, donde se ofrecen pocos incentivos para la mejora de actitudes del trabajador.

¿Y cómo solucionamos esto? Supongo que buscando trabajo en 1978. ¿Alguien sabe cómo va la producción de Deloreans?


Monsieur con sospechoso Tupé.

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