miércoles, 2 de enero de 2013

La Francia de Jean Valjean : miserables revolucionarios.


Ya damos la bienvenida al Año Nuevo. 2013 está aquí, y como siempre queremos los mejores deseos para una nueva etapa: que si hacerse budista, que si dejar de fumar, que si no beberse nunca más 12 cubatas en una noche, etc, pero como en Mente Enjambre la seriedad es lo que prima, no vamos a hacer ninguna lista de propósitos para este año. Voy a hablar del último gran estreno del último año maya: "Los miserables". El último trasvase que ha hecho el cine británico a Hollywood se llama Tom Hooper, es director y por lo visto está para quedarse. Tras conquistar todos nuestros corazones con la tartamuda "El discurso del rey", ha sido contratado este cineasta inglés con el nada desdeñable reto de trasladar el musical de "Los miserables" al cine, empresa harto complicada y que ha saldado con notables resultados.

Para asaltar este proyecto Hooper se ha rodeado de grandes actores, caras conocidas por todos pero que han hecho en general un estupendo trabajo. Hugh Jackman se deja las garras de lobezno para interpretar a Jean Valjean, el protagonista de esta épica historia ambientada en la Francia del siglo XIX, en la que un hombre de mediana edad y pobre como las ratas se ve obligado a robar un pedazo de pan para su sobrina, que estaba muriendo de hambre, y es condenado a 5 años de encarcelamiento. Sin embargo varios intentos de fuga frustrados le mantendrán encadenado durante 14 años más  los 5 iniciales, o séase, un total de 19. El supervisor de su presidio será su archienemigo durante el resto del relato: el inspector Javert interpretado por Russell Crowe, que cambia las arenas del Coliseo de Roma por el mundo de la canción, donde no destaca, pues, seamos serios, no tiene una gran voz, pero sí que se nota que se ha trabajado el papel a base de esfuerzo y tesón, como viene siendo habitual en este actor.

Sin ánimo de entrar en claves argumentales que puedan fastidiar al lector el devenir de la trama, merece la pena destacar la labor de Anne Hataway en el papel de Fantine, que seguramente le valdrá un Oscar (en cine comercial pocos papeles secundarios femeninios habrán mejor que el suyo) y Sacha Baron Coen, famoso por sus papeles de Bruno, Borat o Ali G, que hace el papel de Monsieur Thenardier poniendo la nota de comicidad a este drama, junto a Helena Bonham Carter (esposa de Tim Burton) que ya colaboró con Hooper en el Discurso del Rey.

"Los Miserables" es fundamentalmente una historia de rebeldía, que 18 nos contó Victor Hugo en una novela de unas 1500 páginas aproximadamente, en la que un hombre debe cambiar su identidad a lo largo de su vida para que no lo pillen las fuerzas de la ley y el orden. Valjean acaba participando en la rebelión de Junio de 1832 en Francia. Si la película destaca como un más que notable musical (fans de los musicales, no os lo podéis perder), sí que es cierto que adolece de falta de contextualización histórica, pues no sabemos muy bien en cada momento qué es lo que pasa en la Francia que se nos muestra y por qué se llega a esa rebelión. Solamente vemos que la gente muere de hambre y rótulos gigantes con la fecha en que nos situamos, la ciudad, y ya está. De repente jóvenes parisinos se manifiestan por las calles reclamando pan para el pobre e incitando a las masas a rebelarse contra el poder establecido. Se sabe que hay un rey, pero no quién es. Vamos a analizar un poco qué es lo que sucedía en la Francia del primer tercio del siglo XIX, donde las revoluciones brotaban como las palomitas del maíz con el calor adecuado.

El siglo XVIII, a pesar de que en Francia predominaba el sistema absolutista, fue el siglo de la Ilustración, el conocido como siglo de las luces, un período en el que se sumaron la mayor utilización de la imprenta y la pérdida de fuerza de mecanismos censores como el Tribunal de la Santa Inquisición. Así, se produjo un fenómeno de difusión cultural a nivel europeo y especialmente en Francia, como nunca antes se había visto, en el que las letras tipográficas movibles empezaban a hacer plantearse nuevas ideas a los conocedores de la lectura y escritura. Además el pueblo atravesaba una cada vez más preocupante situación: no cesaba la aprobación de impuestos constantes para costear guerras en el extranjero que siempre acababan en saco roto. No nos olvidemos que estamos hablando de Francia; un país históricamente aficionado a morder el polvo en el campo de batalla.

Ejecución de Robespierre.
Todo esto derivó en la conocidísima Revolución francesa, que empezó como una gran idea que acabó con el Antiguo Régimen, dando paso a una sociedad de clases en la que imperaba el poderoso caballero don dinero en lugar de la procedencia de la sangre a la hora de evaluar la sociedad. Sin embargo, como todo movimiento que se precie, requería de un líder, por lo que aparecieron una serie de figuras revolucionarias ávidas de sangre, de las que destacó el izquierdista y paranoico Robespierre, que impuso el conocido período del Terror; en el cual a cualquier sospechoso de ir en contra del nuevo orden establecido se le daba el pasaporte a la otra vida por medio de la guillotina, incluidos a los reyes franceses Luis XVI y María Antonieta. Tal situación fue lógicamente insostenible, lo que propició la caída de Robespierre, irónicamente ejecutado en la guillotina. Tras él llegaron varios gobiernos que no iban a ninguna parte, muy moderados, que no podían atajar los problemas económicos, sociales y políticos de un país amenazado por la guerra en todos sus frentes (las potencias europeas, donde aún seguía el absolutismo no podían soportar que la revolución se extendiese). Entonces apareció la figura de Napoleón, un militar francés de pro que ascendió meteóricamente gracias a sus habilidades de marketing, gracias a las cuales consiguió engañar convencer a Francia para invadir Europa cual jugador de Risk. Así se coronó emperador francés y sumió Europa en el caos.

 Tras las campañas napoleónicas, que acabaron con la caída y exilio del señor Bonaparte, Francia quedó económicamente devastada y socialmente destruida: cerca de 1.000.000 de franceses perdieron la vida en los empeños bélicos de un loco, una auténtica sangría para la Francia de la época, cuya población apenas si llegaba a los 30.000.000 de habitantes. Muchos hijos vieron cómo su padre no volvía de la guerra, ni tampoco su hermano mayor, muchas mujeres enviudaron antes de tiempo, y tuvieron que enterrar a sus hijos, todo por las ansias de conquista de un ambicioso chiflado. Con esta situación nada halagüeña, en Francia se restauró la Monarquía borbónica en la figura de Luis XVIII, pero se redactó una Carta Otorgada que limitó seriamente el poder real, aunque se seguía considerando que dicho poder provenía de Dios y no del pueblo.

En 1824 muere Luis XVIII, que había sido fiel a esta ley antiabsolutista, pero el germen revolucionario seguía habitando entre los burgueses franceses y las clases bajas. Le sucedió Carlos X, su hermano, que durante el reinado de Luis lideraba el partido ultramonárquico, partido conservador extremista que se jactaba de ser más monárquico que el propio rey Luis. En vistas de que su partido no tenía mucha acogida en la Cámara de Representantes que había formado la Carta Otorgada, y en la que mayoritariamente tenían sitio liberales, al nuevo rey no se le ocurrió otra cosa que prohibir la prensa y disolver la cámara, para reinstaurar el absolutismo en Francia, una maniobra política bastante temeraria teniendo en cuenta las penurias que estaba pasando el pueblo francés.

La libertad guiando al pueblo (Delacroix)

Como prácticamente toda la sociedad (excepto la alta aristocracia, que se regocijaban con el nuevo orden) se encontraba con la mierda hasta el cuello, este retroceso en las libertades hizo que la gente se echara a las calles en julio de 1830 al grito de ¡abajo los borbones! La revuelta fue promovida principalmente por la nueva burguesía emergente, que le estaba cogiendo el gustillo a una Monarquía Parlamentaria con sufragio censitario y no podían permitir bajo ningún concepto el regreso del Absolutismo. Las clases bajas fueron utilizadas como carne de cañón de la revuelta. Este hecho quedó reflejado por Delacroix en su excelente cuadro "la libertad guiando al pueblo"(arriba), en la que se puede apreciar cómo se rebelan gente de todas clases: desde señores con sombrero de copa hasta niños muertos de hambre, todos ellos siguiendo a la libertad, retratada en forma de fémina con los pechos al aire y la bandera de Francia por estandarte. El rey se vio obligado a exiliarse ante la rápida sucesión de los acontecimientos, convirtiéndose así en el último borbón en sentarse en el trono de Francia. Sin embargo, Carlos no fue el último rey francés, puesto que (y esto es fundamental) este movimiento nunca fue antimonárquico, fue fundamentalmente partidario de la caída borbónica, pero defensor acérrimo de la Monarquía Parlamentaria.

Entonces le fue ofrecido el trono al que sería Luis Felipe I de la Casa de Orleans. Se amplió la Carta Otorgada con la Constitución de 1830, por la que se declaraba la libertad de prensa, y se volvió al sistema parlamentario con derecho a voto para los más pudientes. Además, se pasó a considerar que el poder real provenía de la soberanía nacional, y no del poder divino, lo que significó una ruptura definitiva con el Antiguo Régimen. A pesar de estos considerables avances, que bien puede parecer que darían lugar a una sociedad estable, nada más lejos de la realidad: todas las decisiones que se tomaron fue al margen de los verdaderos responsables de la caída del borbón; las clases obreras, cuya situación fue la misma con absolutismo o parlamentarismo. Siguieron teniendo un adinerado pie en el cuello que los impedía levantarse de su maltrecha situación, lo que nos catapulta directamente a los hechos que presenciamos en "Los Miserables".

En 1832 un brote de cólera estalló en París, afectando especialmente a las clases bajas, lo que se sumó a las hambrunas constantes que venía sufriendo esta gente desde la Revolución del 30. Ante esta situación, la burguesía parisina miró hacia otro lado, haciendo caso omiso de la muerte que asolaba los barrios proletarios. De esta situación quisieron sacar partido los republicanos, que enaltecieron a la plebe parisina a rebelarse contra la monarquía. Así, en junio de 1832, aprovechando la coyuntura de la muerte del general Lamarque, muy querido por el pueblo y que murió de cólera precisamente, las gentes parisinas asaltaron las calles con barricadas y cánticos antimonárquicos. Estos acontecimientos son los que se narran en "Los miserables" y lo que se puede ver en la película: un movimiento rebelde que no tiene la fuerza suficiente para enfrentarse a las fuerzas gubernamentales, pues la revuelta no fue tan seguida como en un principio se esperaba; prácticamente sólo hicieron acto de presencia los jóvenes, aquellas personas que durante el 30 eran demasiado jóvenes para levantarse en armas y que tenían fuerzas para alzarse en armas.

Funeral del general Lamarque.
Como era de esperar, esta revuelta fue rápidamente sofocada (los combates sólo duraron un día), y los movimientarios fueron ajusticiados para dar ejemplo. Así termina el primer tercio en la Francia postrrevolucionaria: con fracaso en su intento por derrocar al rey. No obstante, este intento de acabar con la monarquía fue el precedente de lo que ocurrirá poco después, durante la Revolución de 1848, cuando se producirá la caída definitiva de la monarquía en Francia con la llegada de Napoleón III al poder y la instauración de la Segunda República Francesa.

Y es que la historia funciona así: a base de ostias, mezcladas con cultura que poco a poco se va adquiriendo. Es decir, que no se concibe una revolución sin que la gente tenga consciencia de que puede tener una vida mejor, con más libertades, lo cual se adquiere a través de la prensa y los escritos, al igual que tampoco se puede concebir un proceso revolucionario de estas características sin las clásicas barricadas, arcabuces y navajas pululando por las calles. Es igual que la historia de Jean Valjean: su libertad reside en su quebrantamiento de la ley y sus continuas fugas de los que la imparten. Si no fuese un fugitivo jamás podría ser libre. Así que, aunque como deporte nacional solamos detestar a nuestros vecinos gabachos por su chauvinismo exacerbado, su insoportable manera de reírse y su enfermizo afán por los mostachos y los vinos, hemos de recordar que tuvieron antepasados que le echaron narices al asunto y se rebelaron contra los que les aplastaban, dando pie a una futura y estable democracia, impensable sin el encomiable esfuerzo de todos estos barricadistas.

Por cierto, que Francia hace poco que ha perdido al actor que en su día dio vida, al igual que Hugh Jackman, al miserable Jean Valjean: Gerard Depardieu, un auténtico héroe nacional de la gran pantalla francesa: Cyrano, Obélix y el Conde de Montecristo le avalan.

Pero eso es otra historia.

3 comentarios:

  1. Cuando termine de estudiar me lo leo entero, pero no he podido resistirme (ya si quieres me baneas o mandas sicarios franceses a mi casa xD)

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    1. Russell Crowe siempre mola. Próxima parada como protagonista: Noé. Habrá que verlo cagándose en Dios por el diluvio universal.

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  2. Me gustó la historia, pero nunca me gustó la historia en general, en el colegio las clases de historia solían ser aburridas... En mis años de estudiante recuerdo que solo obligan a memorizar fechas, textos larguísimos y datos sin más.
    Recientemente he descubierto Los miserables. La versión antigua, y la versión reciente del musical. Tanto la una como la otra han pasado a formar parte de las películas de mi vida por siempre jamás. Recomendadísimas.
    Por primera vez en muchísimo tiempo, me he vuelto a interesar por la historia, en este caso de Francia; la revolución francesa, la revolución parisina de 1832, la muerte de Lamarque, el absolutismo, el antiguo régimen, el antes y el después... Todo.
    Gracias por el texto, me ha ayudado a entender y ampliar mi información.

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