viernes, 5 de abril de 2013

La nube



Hace un par de semanas, un profesor nos preguntó que cuál era la mayor revolución que había sucedido en el hardware para empresas. Unos nos encogimos de hombros y otros dieron elaboradas respuestas. Da igual, la respuesta (como siempre) era mucho más simple. La revolución del hardware empresarial es simplemente dejar de tener hardware.

El hardware (y el software que se ejecuta sobre él) pasa a ser un servicio, no un producto. Dejas de comprar cincuenta servidores, para alquilarlos. Se pierde el acceso físico a las máquinas, pero al mismo tiempo del mantenimiento se encargan otros. Ya no es necesario instalar sistemas de copia de seguridad, ni sistemas de alimentación ininterrumpida en caso de fallo eléctrico, tu proveedor en la nube se encarga de todo esto. Aún así, puede haber clientes que no estén interesados en alquilar servidores directamente, sino que desean un servicio menos general. Por eso surgen los tres niveles de servicio que un proveedor en la nube puede proporcionar a su cliente según sus necesidades.
  • Infraestructura como servicio. Lo que el proveedor ofrece es la posibilidad de disponer de ordenadores con características concretas a un precio determinado. Lo interesante de este enfoque es que es elástico. Imaginemos que se necesita renderizar una película. En algunos escenarios puede ser más rentable alquilar la infraestructura que comprar todos los ordenadores para sólo usarlos una vez. Básicamente cuando se habla de "la nube" se está hablando de la posibilidad de alquilar ordenadores.
  • Plataforma como servicio. El proveedor ofrece una interfaz sobre la cual es posible programar aplicaciones. Lo interesante es que estas aplicaciones consumen recursos bajo demanda, es decir, están preparadas para, si se da el caso de una afluencia enorme de clientes, obtener más potencia de cómputo de manera que el diseñador de la aplicación no tenga que tenerlo en cuenta.
  • Aplicación como servicio. Es la más visible por el usuario común. Básicamente es desplegar una aplicación en Internet. El usuario pierde el control sobre la instalación y actualización, pero pasa a estar disponible en todo momento y lugar.
Lo interesante de estos tres niveles es que cada uno de ellos reposa sobre el anterior. Por ejemplo, GMail podría verse como una aplicación como servicio, que reposa sobre la plataforma Google Apps, la cual obtiene de manera elástica más o menos recursos de los datacenters de Google. Como siempre, en función de las necesidades del usuario se optará por contratar un servicio u otro.

El desplazamiento del control a la nube es curioso, pero no es la primera vez que sucede algo similar. En los años cincuenta y sesenta, las grandes empresas trabajaban de esta manera. Era habitual que tu ordenador fuera un terminal tonto, es decir, prácticamente una pantalla, teclado y la capacidad de conectarse a un mainframe (ordenador grande y potente) donde residía realmente la información y el poder de cómputo.

No voy a decir que esto de la nube es el futuro. Es el presente. Podemos solicitar máquinas "virtuales" cuando y durante el tiempo que queramos, es posible programar de tal manera que elásticamente consuman recursos o simplemente usar aplicaciones en un entorno remoto, sin preocuparnos de que éstas tengan que actualizarse. Eso no impide que todavía haya mucho por hacer. Por ejemplo, ¿no sería conveniente que el acceso a todas las nubes fuera igual?. Con esto quiero decir, si por ejemplo Amazon dice de subir los precios, no digo de quebrar, sería interesante poder cambiar de proveedor con el menor esfuerzo posible. De ahí el interés actual en estándares e interoperabilidad, es decir, desarrollar mecanismos que permitan transferir todo lo desarrollado, de un proveedor a otro, sin esfuerzo.

También hemos visto cómo se pierde el control sobre los datos. Esto puede ser aceptable, pero no debe conllevar la pérdida de privacidad. Por ejemplo, en el caso de las aplicaciones de correo electrónico ¿están realmente leyendo nuestros correos? ¿cómo sé si alguien ha descubierto mis planes de dominación mundial que estaban guardados en un fichero txt en Dropbox? Además, imaginemos el siguiente escenario empresarial. Dos empresas competidoras han contratado los servicios de un mismo proveedor, que ha ubicado sus máquinas en un mismo datacenter. Para abaratar costes, algunos de sus datos se encuentran en los mismos servidores. Es importante garantizar que es imposible que una empresa acceda a los servidores de otra ¿cómo demonios convences a las empresas de que lo estas cumpliendo?. Y otro tema importante, de cara a la legislación ¿donde están realmente los servidores?

Estad atentos. Los próximos años van a ser interesantes.

Pepe "Puertas de acero" Pérez

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