viernes, 2 de noviembre de 2012

El valle inquietante


Esta semana abandono los temas de actualidad, para hablaros de la hipótesis del valle inquietante. Esta afirmación fue propuesta por Masahiro Mori en 1970 y afirma que conforme más se parece un robot a un ser humano, aumenta la afinidad que sentimos hacia él. Lo inquietante surge cuando se alcanza un determinado nivel de parecido, en el cual la familiaridad no crece de la manera esperada sino que se produce un descenso súbito. En forma de gráfica, esta caída súbita tiene aspecto de valle, de ahí que reciba el nombre de "valle inquietante" (uncanny valley).

Gráfico que muestra la relación entre la familiaridad y el parecido a un ser humano [1]

Si nos fijamos en la línea continua  puede observarse como conforme aumenta el parecido del robot a un ser humano, su afinidad también lo hace. Existe un momento, cuando es bastante parecido, que desciende, hasta que su parecido lo hace prácticamente indistinguible de un ser humano, momento en el que la familiaridad vuelve a retomar el valor que le correspondería. 

Esta repulsión se ve aumentada todavía más si el robot se encuentra en movimiento, hecho que puede observarse en el trazado discontinuo de la gráfica. 

Básicamente los expertos afirman que esta repulsión en movimientose debe a que, por una parte es más fácil sentir afinidad por un robot si éste se mueve, pero por otra, también si su movimiento no es perfectamente humano, nos alarma en mayor grado. De ahí que la afinidad tome valores mayores en el extremo final en el caso de un robot en movimiento, respecto de uno que permanece estático.

Cojamos tres puntos de la gráfica, un robot industrial, un robot humanoide y un robot casi humano de los que les encantan a los japoneses. Si observamos las imágenes a continuación ¿cual os da más grimilla?


Está claro, el tercer robot es casi humano, pero las imperfecciones saltan a la vista. Eso es lo que nos llama la atención y nos fuerza a caer en el valle inquietante.

Este fenómeno, aunque se planteó inicialmente como respuesta humana ante entidades robóticas, puede generalizarse a otros seres artificiales. Actualmente, se tiene en cuenta este fenómeno también a la hora de diseñar personajes generados por ordenador con aspecto humano.

Por ejemplo, existe controversia acerca de si el éxito de la película Los Increibles, frente al de Polar Express, se debe a este fenómeno [4]. A continuación puede observarse fragmentos de ambas películas y está claro, los personajes de Los Increibles parecen menos humanos que los de Polar Express, pero estos últimos dan un repelús "que pa qué".

Fragmento de Polar Express
Fragmento de Los Increíbles

En esta entrada he intentado mostrar una serie de ejemplos anecdóticos sobre el valle inquietante. Aún así la comunidad científica no ha llevado a cabo estudios experimentales suficientes para cuantificar y predecir su efecto. Eso no quiere decir que no exista, sino que la mayoría de los hechos que se emplean para demostrar su existencia se basan en anécdotas sueltas, que no forman parte de una serie de experimentos bajo condiciones controladas y cuyos resultados pueden ser repetibles. Esto conlleva a que se posea un conocimiento superficial del mecanismo que produce este efecto.
De todas maneras existen explicaciones, que si bien de manera incompleta, nos acercan un poco más a la verdad. Personalmente las que más me llaman la atención son las siguientes:
  • Cuanto más realismo percibimos más información percibimos también, por lo que también se hacen más evidentes los errores. 
  • No es posible encajar al ente percibido como humano ni como máquina, lo cual nos produce una disonancia cognitiva. 
Aún así, pese a la carencia de una explicación sólida, se tiene en cuenta tanto a la hora de diseñar robots, como a la hora de mejorar los personajes generados por ordenador. La saga de robots Actroid, empleada en Japón, ha sufrido una serie de rediseños sucesivos teniendo en cuenta este fenómeno [1]. Abajo podemos ver la evolución de los distintos modelos.


Con todo lo anterior quiero decir que aún quedan muchas cosas por hacer en el campo de la interacción entre seres humanos y robots. Por ahora el problema no deja de ser algo curioso que se traduce en qué  película más desagradable o en preguntarnos quien en su sano juicio compraría un robot como los anteriores.

Lo que está claro es que no podemos basar el diseño de robots en anécdotas sobre cómo la gente reacciona ante este fenómeno, sino que debemos conocer el por qué. Opino que sólo cuando se descubra el potencial económico de los robots que interactúen con humanos, seremos capaces de trazar un puente a lo largo de este valle inquietante.

Pepe "Puertas de Acero" Pérez

Referencias:

[1] Mewes, Daniel y Heloir, Alexis. The Uncanny Valley. Daniel Mewes y Alexis Heloir.
(http://embots.dfki.de/doc/seminar_ss09/writeup%20uncanny%20valley.pdf)
[2] Pollick, Frank E. In Search of the Uncanny Valley.
(http://www.psy.gla.ac.uk/~frank/Documents/InSearchUncannyValley.pdf)
[3] The Uncanny Valley
 http://en.wikipedia.org/wiki/Uncanny_valley
[4] Horneman,J. The incredibles, polar express, the uncanny valley, pixar.
 http://www.intelligent-artifice.com/2004/11/the_incredibles.html



4 comentarios:

  1. Con animales tambien pasa

    http://www.youtube.com/watch?v=NTM4-D2xC7M

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    1. Dioses; eso es horrible y queda fuera de cualquier efecto psicológico. A esa mierda sólo se le puede tratar con fuego, no comprensión. Que repelús.

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    2. Dios no quiera que experimenten con cucarachas... Es putamente horrible.

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